domingo, 27 de junio de 2021

La quinta misión Capitulo 3: Un complicado rescate



Nancy Alarcón era una adolescente de 14 años cuya vida se había detenido para siempre. Murió de una enfermedad en el cerebro. Mientras estaba viva se había encariñado con un gatito abandonado, al que había adoptado unas horas después de conocerlo. Lo dejaba dormir en su cama, compartía su comida (dándole migajas de su propio tenedor), dejaba que la lamiera en la cara y ella también hacia lo mismo.

Era una tierna relación mascota-amo que hubiera sido una sensación en internet si alguien hubiera subido un video a YouTube. Sería viral en unas pocas horas. Meses después de su muerte el animal salió de la casa y jamás volvió. Cosa que destrozó el inexistente corazón de Nancy. Una de las cosas que más le gustaban hacer era ver al gatito dormir durante su extenso tiempo libre como fantasma.

Nancy vio un anuncio en internet de la recién formada empresa F.G.S.A. Fue inmediatamente ahí. Le contó su problema a Gloria Beltrán y ella le contó el predicamento a los dos únicos empleados humanos que tenía. Ambos escuchaban la historia con suma atención. Era una misión muy sencilla: Bajar a un gatito de un árbol y regresarlo a casa. Nancy lo había buscado por su cuenta; lo encontró. Pero el animalito no la reconocía y ella no podía hacer nada para rescatarlo.

Los tres estaban sentados en una banca de un parque moderno. Nancy señaló un árbol y dijo:

-          El gatito se encuentra encima de ese árbol.

Dicho árbol era enorme, de unos diez metros. Era el árbol más alto de todo el parque. Se encontraba en el centro del mismo, rodeado de otros árboles mucho más pequeños, como si le estuvieran rindiendo un culto. Agatha y Anthony intentaron trepar el árbol, pero la policía los arrestó y Gloria tuvo que pagar una multa.

Optaron por volver a intentarlo por la noche.

Ambos estaban vestidos de negro, como unos ladrones experimentados que planeaban robar una pintura muy valiosa de un museo de máxima seguridad. Agatha era una experta a la hora de trepar árboles. Las raíces del viejo árbol sobresalían de la tierra haciendo que el suelo se vuelva más accidentado. Anthony casi se cae al dar un mal paso.

Agatha miraba con nerviosismo al árbol. Hace más de un año que no había trepado uno; y hace más de un año pesaba cinco kilos menos. La casaca negra le ajustaba un poco en el estómago. Esto se debía a una dieta consistente en acompañar cada comida con pan y gaseosa.

Agatha se escupió ambas manos y las frotó hasta la saliva se hubo evaporado y el calor aumentara en sus palmas.

- Agatha, ¿Quieres darte prisa? Está haciendo frio.- El frio no era lo único que le preocupaba a Anthony.

Agatha suspiró y se deseó suerte a sí misma. Comenzó a trepar. Abrazó el árbol, con las manos comenzó a agarrar las irregularidades más firmes del tronco rugoso, mientras que con las piernas si iba impulsando más arriba. Al parecer trepar un árbol era como andar en bicicleta, para ella, porque poco a poco fue ganando confianza y subiendo más rápido.

Consiguió llegar a la cima y aferrarse a una rama muy resistente. El gatito estaba durmiendo frente a ella, se había apoderado de un nido después de comerse a mamá ave y a sus polluelos. Había restos de yema amarillenta en el suelo pajizo y el hocico del animal. El gatito dormía contento, su panza estaba llena, y ronroneaba.

- Que lindo. Es realmente lindo.- comentó Agatha al ver al animalito. Sacó su celular y le tomó unas fotos.

Anthony miraba a ambos lados. Había unos vagabundos durmiendo y un arbusto moviéndose sospechosamente. Tal vez un par de vagabundos amorosos sean los responsables. Anthony no vio ninguna figura o de autoridad, pero seguía estando nervioso. Cuando firmó el “contrato”, redactado por una secretaria envenenada por su marido, no recordaba que esto estuviera escrito en el documento digital. Estaba tan desesperado por encontrar otro trabajo que estuvo dispuesto a trabajar en una empresa paranormal.

Para tener 65 años la jefa todavía se mantenía. Ante los ojos de Anthony ella aparentaba tener unos 10 años menos.

Agatha guardó su celular en su bolsillo. Se le había olvidado cerrarlo. El celular cayó. Como si fuera un clavadista profesional el celular aterrizó en el centro de la cabeza de Anthony desmayándolo de golpe.

- ¿Anthony, estas bien?- preguntó Agatha, quien dio un mal paso y se resbaló de la gruesa rama que sostenía el nido donde dormía el gatito.

Agatha se agarró de la rama quedando colgada. Trató de volver a subir, pero sus piernas apenas tocaban la rama. Pasaron solo unos segundos y Agatha ya sentía como sus dedos se adormecían. Las ramas tenían espinas que le pinchaban los dedos causándole dolor y picazón. El gatito salió del nido ante semejante estruendo, el animalito no podía dormir. Caminó hasta donde estaba Agatha, se movía con tanta agilidad y gracia. Se sentó cerca a los dedos de Agatha.

- Hola gatito.- dijo Agatha, quien se sentía mas motivada al ver al animalito tan cerca.

El felino moteado se puso a arañar y a morder los dedos de Agatha retirando sus dedos de la rama, uno por uno. Solo le bastó decir: “Este dedito se fue al mercado”, “Eso otro se fue al cine”… Apenas retiró ocho dedos Agatha cayó. Para su fortuna cayó encima de Anthony, no fue mucha fortuna que digamos.

El gatito bajó fácilmente del árbol. Se sentó en el estomago de Agatha y marcó su territorio. Solo fue una diminuta mancha amarilla, pero bastó para hacer que Agatha ya no quisiera usar esa casaca el resto de su vida. De todas maneras, ya no le quedaba.

El gatito se fue muy contento. Le tomó cinco horas, pero consiguió regresar a casa. El padre de Nancy abrió la puerta para recoger el pan y vio al gatito sentado en la alfombra que decía: “Dios te cuida”. Lo levantó y lo llevó dentro.

Agatha y Anthony quedaron muy lastimados, pero cumplieron la misión. Mientras se recuperaban en el hospital Agatha vio a Nancy atravesando a una de las enfermeras que sintió un fuerte temblor que la hizo soltar las bandejas de comida. Ella salió de la habitación por más.

- ¿Qué pasó aquí?- preguntó Agatha alarmada. Anthony dejó su libro para mirarla.

Nancy no entró sola. Su familia entera la acompañó: padre, madre e hijo de dos años.

- El gatito tenía una infección cerebral muy contagiosa. Cuando digo “contagiosa” lo digo muy en serio- comentó Nancy. Agatha estaba consternada ante las palabras de la chica-. Descuida, el gatito esta bien.

Solo se quedaron unos minutos. Nancy le agradeció a Agatha por el trabajo y le dijo que su familia estaba más unida que nunca. Agatha recibió un beso helado en la frente. Le dejó una sustancia viscosa verde.

- Yo no le veo el fracaso a la misión.- comentó Agatha. La última diapositiva era el gatito moteado durmiendo en una cama enorme, era tan adorable que provocaba tomarle fotos y subirlas a todas las redes sociales.

- Fue un fracaso financiero- respondió Gloria Beltrán venenosa- ¿Por qué ninguno de los dos me dijo que no tenían seguro médico?

Ambos levantaron las manos al mismo tiempo. Agatha se enfermaba tan poco que creyó que era un lujo de los millonarios.

Gloria pasó a la siguiente diapositiva: Un ladrillo con una escritura horrible. 

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